La semana pasada, estuve desconectada pasando unos días en familia y conectando con la naturaleza, teniendo experiencias y momentos únicos con los seres que más amo en la vida. En la imponencia del lugar que visité, fui a un lago cerca de Bogotá (Amo ir allá), sentí que debía contarte un poco acerca de mis pensamientos y reflexiones.
Mientras tomaba el sol y hacía polo a tierra (caminar descalza en el piso) pensaba acerca de la importancia de tener experiencias memorables con mi familia (mis padres, mi hermana y mi compañero de vida) y siempre disfruto mi tiempo con ellos.
Mientras sonaba el celular en donde nos contaban que seguían aumentando los positivos de Covid de las personas cercanas a nosotros, agradecía infinitamente por estar ahí con los seres que elegí en mi vida.
Reflexioné sobre la huella que dejaron las personas que trascendieron en el 2021, que fueron muy importantes para mi núcleo y para mi, llegué a una conclusión: A pesar que no pensemos en la huella que queremos dejar, cada día podemos trabajar en nuestra mejor versión. Teniendo en cuenta que más allá de lo que queremos que los otros piensen de nosotros, es mejor empezar a construir la mejor versión que jamás haya existido sin tener en cuenta quién está observando nuestro proceso.
Las huellas que dejamos, dependen de quién las observa. Sin embargo, si nuestro foco es nuestra transformación interior y mejoramiento continuo, esto permitirá iluminar el camino de todos los que nos rodean, nos permitirá ser recordados con amor, bondad y compasión.
El proceso es mejor hacerlo de adentro hacia afuera...
Espero te haya gustado esta reflexión.
Te Amo
Comentários